Ai les echo humilá hijos, soy Luis V., y hoy por reconozco ser un enfermo alcohólico drogadicto pasado de verga, y reconozco que lo voy a ser hasta el último día de mi existencia… y por eso estoy aquí hoy con usedes en Las Huertas, valiendo verga igual que ustedes hijos.
Les echo humildá… yo también estuve anexado aquí hace cierto número de años ya. Y quiero ser honesto, porque si no me carga la verga… yo nunca salí, seguí anexado el resto de mi vida. Y me tengo que obligar a mí mismo a hacer lo que no quiero hacer y a dejar de hacer lo que sí quiero, porque así funciona mi pinche mente enferma que está mal, que se resiente por todo y por nada, que nunca se siente en su lugar y que cuando está viviendo el ahora piensa en el mañana, y cuando vive el mañana está pensando el ayer. Porque así soy, un enfermo del alma que tiene esta pulsión que nunca deja de chingar, la pulsión de la autodestrucción.
En realidad hijos, ai les echo humildá, yo nunca he podido dejar la Piedra, porque, todavía al día de hoy, de noche, estando acostado al lado de la madre de mis hijos que me ha aguantado durante 25 años ya todas mis mamadas y mis chingaderas, hoy cada noche estando al lado de esa mujer que lo dio todo por mi, yo sigo todavía pensando en ella… en la Piedra.
Y al chile hijos, me tengo que curar, porque si no me carga la verga, les tengo que decir que desde que salí de aquí no he vuelto a hacerle el amor a mi mujer. Mi adicción me costó las ganas de ser hombre ai les echo humildá, fue el pago que tuve que pagar. Quedé impotente, cuando yo salí de aquí y fui a reventarme la madre con esos veintemil pesos de piedra y unas putas que me pegaron una infección hijos, ai les echo yo humildá. Una maldita infección que le llevé a la madre de mis hijos, y tuve que confrontarlo, y decirle, asumiendo mi posibilidad. Yo quedé impotente… a ella, parece gracias a Dios que no le causa nada, nomás quedó estéril, pero eso ya que le hace ya tuve yo a mis dos chamacos…
Aún así hijos, dejé de ser hombre. Perdí las ganas de vivir, las ganas de hacer mujer a mi mujer. Y he tenido que esforzarme, vencerme a mi mismo cada puta mañana, todos los días a las cuatro antes de que suene el despertador yo ya estoy listo para Servir hijos. Porque es lo único, lo único que en verdad nos mantiene a salvo de nosotros mismos. Por eso mientras estén aquí en las Huertas, para que no se les truene la cinta y realmente se recuperen… Sirvan hijos. Sirvan.
Todos nosotros aquí estamos enfermos, tenemos la enfermedad del alma, del ego distorcionado, de la tristeza… de la obseción compulsiva que no cede ante nada y ante nadie. Ustedes igual que yo son unos pasados de verga. Aquí hay hijos de la chingada que han prostituido a sus hijos por unas piedras, y cabrones que en su locura se han cogido a sus madres, por eso no merecemos compasión, porque todos estamos cortados con la misma maldita tijera.